viernes, 9 de diciembre de 2011

Suelo ir demasiado rápido para ver las cosas, no me doy cuenta de lo que pasa a mi al rededor... no me doy cuenta de las cosas más sencillas que me rodeaban, por ejemplo, que hoy es una especie de domingo raro, que mañana será el día que hoy tememos, y que todo lo que hago últimamente es para hacerte reír. Necesito que me den la mano y me enseñen a frenar. Que me miren a los ojos y me digan que estoy viva. Que me hagan ver que la magia antes los ojos simples de un humano, existe.Yendo más despacio para auto convencerme de que la vida es magia y dulzura. Y que los besos no son labios contra labios. Que sin amor, todos son el mismo. Y así darnos cuenta de que filosofía no es tan difícil, de que hay asignaturas sin sentido en el instituto y que en el fondo, si, nos estamos aficionando al alcohol, algunos por diversión, otros por no ver la realidad. Y te vas fijando en como vas demasiado lejos con asuntos sin importancia, que nada de lo que tienes al rededor lo necesitas. Y que ni si quiera te calma dormir eternamente, porque escuecen demasiado las heridas, esas que ni parches, ni abrazos, los curan.

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